martes, 14 de abril de 2009

ÚLTIMA COLUMNA

FLAGRANTE MANIPULACIÓN

Mauro Cerbino mcerbino@telegrafo.com.ec

Miércoles 8 de abril, en el avión que me conduce a Guayaquil, leo la prensa del día. Diario La Hora, primera plana: “Afiliados sin ahorros”. Inicio del artículo: “La devolución de los fondos de reserva causaría líos al IESS”. En la página interna, retomando el tema, otro titular en el que esta frase es literalmente atribuida a Correa (se utilizan los dos puntos). Se trataría de una declaración que Correa habría realizado como ex ministro de economía en el 2005. Muchos de aquellos lectores que sólo leen los titulares se harán la idea de que es el Presidente, ahora, quien ha hecho esta advertencia. Reviso otros diarios, El Comercio y El Universo, ambos reportan esta frase, con la diferencia que este último, como el diario La Hora, no aclara que esa declaración sería no del Presidente sino del ex ministro, no obstante se trate de la misma persona. ¿Es indiferente la posición y el rol desde los cuales esa persona habla? Lo dudo. Estos diarios no.

Lo que pretenden es mostrar una “flagrante contradicción”, porque ahora Correa, “esa misma persona” dice otra cosa. Sin embargo, lo realmente asombroso es el modo como estos diarios tratan esta información. Volvamos al titular del diario La Hora “Afiliados sin ahorros”, ¿será que lo que se quiere decir es que el Gobierno quitará los ahorros de los afiliados del IESS? La primera plana de El Universo dice abiertamente: “Fondos de reserva desaparecerán en mayo si pasa la ley”. Según estos diarios, algo nefasto está pasando para los afiliados: perderán sus ahorros. ¿Es así? No quiero entrar a discutir en detalles la propuesta del ejecutivo, dejo esta discusión a los acuciosos economistas, a los periodistas serios que investigan (¿habrá?) y a los trabajadores, a quienes economistas, periodistas y empleadores pretenden proteger infantilizándolos, porque consideran que no son capaces de manejar sus propios recursos y decidir cuándo es posible o no ahorrar. Una prensa seria nos habría informado sobre qué pasó con estos fondos cuando se los ha retirado, tomando en cuenta que los bancos privados tienen información útil al respecto, dado que se inventaron de todo para captarlos y convertirlos de nuevo en ahorro nacional.

Lo que indigna es que haya medios que cometan una flagrante manipulación cuando utilizan verbos absolutamente inapropiados, ambiguos, que tienen la clara intención de distorsionar un contenido informativo que termina por crear una situación confusa. La afirmación de que el fondo de reserva desaparece equivale a decir que se extingue, que los afiliados ya no lo tendrán. La propuesta del ejecutivo es que cambie su modalidad de pago. ¿Por esto se desnaturaliza y ya no puede ser definido como ahorro? Es discutible. En todo caso, no se puede decir que desaparece, porque la plata está ahí, no se ha ido, y si es o no más útil tenerla bajo esta modalidad, es un asunto de cada uno. Finalmente, resulta extraño observar que los medios por un lado han insistido en estas semanas de que el Gobierno quiere meter las manos en el IESS, mientras que por el otro lamentan que el Gobierno quiera que el fondo de reserva se entregue mensualmente. ¿Contradicción del Gobierno o de los medios?

domingo, 29 de marzo de 2009

ÚLTIMA COLUMNA

SOBRE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Mauro Cerbino mcerbino@telegrafo.com.ec

De modo casi cíclico se habla de libertad de expresión, aunque en los últimos años se lo hace de modo permanente. Esto se debe a que se relaciona la libertad de expresión con la acción de los gobiernos, los cuales son llamados en causa sea para que garanticen el respeto de esa libertad, sea porque son considerados los primeros en atentar contra ella. En el fondo de la cuestión se halla un gigantesco malentendido, del cual no sabría decir si es producido por mala fe o por ignorancia. Dado que son los medios los que levantan la bandera de la libertad de expresión, estos tendrían que entender que lo que reclaman es por la libertad de información. Estas libertades no sólo no son la misma cosa, son más bien opuestas. La libertad de expresarse tiene que ver con el derecho a emitir una opinión, un gesto o cualquier otro contenido (una pintura o un graffiti o lo que sea) de modo público, con expresar una visión personal públicamente. ¿Tiene límites el ejercicio de esa libertad? Claro que sí. Algunos los establece la ley (no se puede bofetear a alguien sin correr el riesgo de una sanción) y otros la moral (no se debe insultar a alguien porque está mal). Como sabemos la noción de derechos remite inexorablemente a la de deberes.

¿Cuáles son los deberes que permiten el ejercicio del derecho de expresión? Estos también tienen que ver con la ley: el estado debe garantizar por ejemplo que ninguna discriminación por identidad sexual, raza, lengua, etc. merme la libertad de expresarse. Y con la moral: es de buena crianza dejar hablar al otro, respetarlo en lo que quiere decir.La libertad de información es la posibilidad de difundir contenidos que, aunque no comprobables, tienen una característica especial que marca la diferencia respecto del “simple” expresarse. Esta característica se llama responsabilidad. Poner a circular contenidos bajo la lógica de la información – que es lo que hacen los medios – significa que el que emite esos contenidos se hace responsable del proceso con el que ha tenido que cumplir – seleccionar fuentes, consultar más información, observar, entrevistar – que hace que sea esa información y no otra la que finalmente formaliza y emite. Cierto es que cuando nos expresamos también asumimos una responsabilidad. Sin embargo, su naturaleza es muy distinta a la responsabilidad de la información porque tiene que ver con nuestro compromiso de que lo que decimos guarde una directa relación con nuestros convencimientos. Si mentimos sabremos atenernos a las consecuencias de ese gesto, que además no siempre serán negativas. La responsabilidad de la información, que es social e involucra a la colectividad, debe garantizar que no se pueda decir cualquier cosa o decir algo que vaya en contra del bien común por defender intereses particulares. Así, la libertad de información o de prensa se parece más (cada vez más) a un deber antes que a un derecho, aquel que obliga éticamente a los periodistas a asumir la responsabilidad, en primera persona y en nombre del medio, que implica la puesta en circulación de contenidos públicos relevantes, y que son tales porque afectan la vida de todos.

jueves, 26 de marzo de 2009

UNA NOCHE CON LAS NOTICIAS

Mauro Cerbino mcerbino@telegrafo.com.ec

Casi todas las noches prendo la televisión para ver las noticias. En los titulares de Televistazo la otra noche se anunciaba que el príncipe de Inglaterra estaba en Galápagos, que en Turquía había un foro mundial sobre el agua y, al final, que en El Salvador, Funes había ganado las elecciones. En el desarrollo del noticiario, la visita del príncipe y su consorte a las islas encantadas fue la noticia de apertura y tuvo cuatro minutos de duración, un tiempo extraordinario en la tele, que sólo se destina para información relevante. El comentario de la reportera y del presentador fue: hasta en ese calor el príncipe no pierde su glamour, sigue vistiendo corbata. Luego el testimonio de una habitante de las islas: ¡es realmente increíble encontrarse de frente con un príncipe de verdad! Las imágenes (de lejos porque el monarca había prohibido cualquier acercamiento): la pareja real paseando con poses dignas de su alteza, el príncipe que acaricia una pequeña galápagos como si se tratara de un gatito, unas iguanas y el mar azul bellísimo. ¡Qué gran noticia! En la mitad del noticiario, va el reportaje sobre el agua. Tema de gran interés público que congrega a representantes de todo el mundo. Duración de la noticia: menos de tres minutos.

A la cola del noticiario, la victoria del FMLN sobre ARENA, el partido que luego de veinte años de supremacía, en los sus exponentes han cometido crímenes atroces en contra de sus opositores -recordemos el asesinato de monseñor Romero y Martín Baró- un movimiento ex guerrillero llega a la presidencia. Duración de la noticia: dos minutos. Dado que desde hace tiempo no hago lo que hacía que era zapear entre noticieros (no lo hago por la prohibición de mi compañera Ana que repetidamente me decía de no dejarme intoxicar de tantas noticias), no pude ver esa noche los otros noticieros y así se me hizo posible comparar la programación noticiosa del día. Sin embargo al día siguiente leo la primera plana de El Comercio. Noticia de apertura: ¡el príncipe en Galápagos! Algunos, por ejemplo esos sabiondos del periodismo que últimamente han salido a flote como paladines de la libertad de expresión, dirán que la relevancia de la noticia del príncipe reposa en que él, el príncipe, no cualquiera, “apadrina” a estas maravillosas islas que los organismos internacionales han dicho que están en peligro y que él, el príncipe, va a decirles que no es así, que en Galápagos todo está bien, porque él lo dice y las tortugas, las iguanas, toda la fauna y la flora lo confirman. Para mí es una noticia de farándula, de las que le gustan a “gente”. Desconsolado voy a ver cómo abrió El Telégrafo. Un periódico que esos mismos sabiondos, cuando hace un año empezó a salir, dijeron que tenía la ingenuidad y la boba osadía de publicar en primera plana noticias poco relevantes a diferencia de los otros diarios que, como sabemos, publican todos lo mismo. No obstante la tremenda foto a cuatro columnas del… ¡príncipe en Galápagos! el titular principal por suerte o por elección hablaba de otro tema. Así que algo de esperanza nos queda.

domingo, 15 de marzo de 2009

JÓVENES Y ELECCIONES

Mauro Cerbino mcerbino@telegrafo.com.ec

Juan es un joven de 16 años, los cumplió en enero y está inscrito en el padrón electoral. Estudia en un colegio de la capital, tiene amigos con quienes conversa, juega a la pelota y escucha música. Juan sigue en el “tránsito” de la niñez a la juventud, aunque las cosas que hace las viene haciendo desde que tenía 10 años, desde cuando en la libreta del colegio se dice que Juan tiene un desarrollo regular, que madura.
¿Madurez? Siempre me ha parecido una palabra insultante, desde que era inmaduro hasta ahora que maduro no soy, porque no me siento de haber llegado a una estadio final como supongamos una pera suculenta. Juan podrá ir a votar en estas elecciones si lo quiere, la nueva constitución se lo permite. Sin embargo, hay muchas (tal vez demasiadas) personas que dicen que Juan y los como él no tienen “pensamiento político formado”, por ende son manipulables. Tener pensamiento político formado significa, para estos seres bien formados, poseer argumentos a favor o en contra de un candidato, significa hablar de política seriamente sin pasiones y sin juicios inmaduros. ¿De dónde se forman, estos seres formados, un pensamiento político? Si queremos descartar la iluminación divina o la generación espontánea que hace brotar un pensamiento por su madurez etaria, queda la experiencia. ¡Ah!, casi me olvido de lo más importante: que el pensamiento político formado se forma porque ¡vemos la televisión! que como se sabe in-forma la política. Ahí, los políticos explican con muchos detalles lo que van a hacer y su lenguaje es tan poco simplista que solo un televidente maduro y bien formado puede entenderlos. Juan que no tiene ni pensamiento político ni cualquier otro criterio formado –por esto no puede ver programas no aptos para él– seguramente no entenderá lo suficiente y por ello no se formará políticamente. Por ende no debería ir a votar.

José Antonio es un joven de 17 años que también está inscrito en el padrón electoral. Como Juan podrá decidir ir a votar. José Antonio no estudia, tiene que trabajar para contribuir a mantener su familia. Como Juan y cualquier otro joven, cuando el tiempo libre se lo permite, se divierte jugando y escuchando música con sus panas. Él y Juan tienen sus respectivas experiencias de vida. Desde y con ellas elaboran ideas, tienen gustos y construyen estilos, se forman éticamente. Saben muy bien por ejemplo cuáles son las diferencias entre el reguetón y el hip hop. Vibran, porque las comprenden con el cuerpo que es todo y no un simple aparato sensitivo, con las letras de las canciones, de aquellas que tienen un contenido político que la política seria y bien argumentada, que la televisión muestra, ni siquiera se imagina porque le ha dado la espalda a la experiencia y se ha hecho espectáculo.

Puede que ni Juan ni José Antonio vayan a votar. Que digan que no les interesa. Que expresen un juicio que ojalá se sepa respetar sin disminuirlo. Pero puede también que sí decidan ir a votar. Estoy seguro que tienen más recursos que cualquier adulto en saber leer los “cartoons” de la política, reírse de ellos desmontando su falsa y engañosa seriedad.

domingo, 8 de marzo de 2009

AVATARES DE BLAK MAMA

Tomada de la edición impresa de El Telégrafo del 8 de marzo de 2009

MAURO CERBINO
mcerbino@flacso.org.ec


No se parece a ninguna de las películas a las que la cinematografía ecuatoriana nos ha acostumbrado. Es probable que por esto haya sido objeto de un ostracismo que le ha impedido entrar aún en los círculos convencionales del cine ecuatoriano. Este, en el corto tiempo de su desarrollo, ha sobre todo representando los contenidos “autorizados” de una cierta idea del país. Lo ha hecho haciendo referencia a la “legitimidad” que la literatura o la sociología ofrecen para el efecto. El resultado ha sido una producción cinematográfica costumbrista basada en un folclorismo antropológico que estriba en el sostenimiento de estereotipos. Ninguna película se había atrevido a una operación de deconstrucción tan radical, de deconstruir contenidos que pertenecen a una visión histórica ecuatoriana que, demasiado apuradamente y sin crítica, los ha asumido como los únicos e incuestionables ingredientes que sostendrían el “alma nacional”. El trabajo de Miguel Alvear subvierte desde adentro los emblemas de esa alma, los muestra contaminados e híbridos, quitando piso al anquilosado sentido del folclor nacional. La propuesta de Blak mama es una pregunta ontológica que obliga a reabrir la cuestión del sentido construido en torno a la memoria histórica del país. Es una propuesta que desconfía o se burla del discurso que pretende fijar el signo de lo popular como algo dado y que simplemente se reproduce por medio de rituales litúrgicos, de aquellos que atraen a turistas. Blak mama se rehúsa a un fácil coqueteo al espectador e invita a sacudir la aletargada conciencia de quienes se acostumbraron a disfrutar divertidos de los referentes simbólicos de la “patria”. De aquellos que prefieren no hacer ningún esfuerzo para armar nuevos rompecabezas, con unas piezas - cuyas formas distorsionadas, exageradas y grotescas que son las que propone Blak mama – vuelven irreconocible el producto final. El filme se sostiene en una estrategia narrativa no lineal, sin historia secuencial. Sólo nos guían algunos signos que se desplazan sin cesar. Se trata del despliegue de elementos yuxtapuestos que invita a recorrer los atrevidos, irregulares a veces oníricos y fantasiosos trayectos del sentido. El guión se ha ido elaborando sobre la marcha de una larga realización, alimentada en cada momento por imprevistos “descubrimientos” de nuevos escenarios en los que ubicar nuevos signos o desarmar viejos “vicios”. Blak mama ofrece varias claves de lectura y, aunque ninguna sobresale, una se me dio con claridad. De todos los libros que terminan despezados por los recicladores de papel, hay uno sin título que queda íntegro; contiene algunos poemas de Jorge Enrique Adoum. Ahí Blak lee: “preguntan de donde soy y no sé que responder, de tanto no tener nada no tengo de donde ser. Ni tierra ni casa, siembra ni oficio - viene el recuerdo y pasa pero se queda conmigo - pasa y se queda el río”. Esta cita permite entender algo de un trabajo que cuestiona la consecuencialidad de cualquier narración y que en su lugar invoca saltos y sobreposición de planos, los que, generados gracias a un estupendo montaje, desorientan a ratos y, que sin embargo, alimentan los avatares de una ontología ecuatoriana impensada.

lunes, 2 de marzo de 2009

COLONIALIDAD

Mauro Cerbino mcerbino@telegrafo.com.ec

El auditorio de FLACSO está repleto de personas. Esperan al ilustre visitante, que llega en perfecto horario escoltado por varios autos de la policía. Viene a hablar de Iberoamérica y la proyección internacional de España, una reflexión propia de un jefe de la diplomacia española. Aunque intuimos que su presencia en Quito se debe a la espinosa cuestión de la petrolera Repsol que le debe dinero al Estado ecuatoriano, decidimos de todos modos ir a escuchar la charla. El canciller Moratinos habló de las buenas relaciones que existen entre su país y Latinoamérica, de que el sostenido crecimiento económico y la madurez política alcanzada en los últimos años es una buena carta de presentación para que la región se inserte cada vez más y con legítimo protagonismo en el concierto internacional. Sin embargo, señaló, que para que esto se cumpla plenamente aún falta algo, que los países latinoamericanos crean más en sí mismos, que tengan una nueva actitud, la de sentirse orgullosos de ser latinoamericanos, que rompan con la timidez que los ha caracterizado, para sentirse parte de un mundo global.
Es una afirmación que adquiere sentido si se la coloca en la perspectiva de lo que se pretende sea “Iberoamérica”. No escondo el malestar que me produce esta denominación. ¿Qué quiere representar? ¿Un espacio geopolítico o una nostalgia hispanista? ¿Un pacto de cooperación e integración o la reafirmación de una colonialidad? Es sabido que España debe su extraordinario desarrollo económico de las últimas dos décadas al hecho de haberse insertado en la Unión Europea que lo ha financiado. Desde entonces ha quedado claro que España privilegia más Europa que Latinoamérica, y que su aspiración y su imaginación se han dirigido hacia concretar la condición de ser un país europeo a pleno título más que buscar ser un socio estratégico de Latinoamérica. En otro paso de su intervención el canciller Moratinos ha expresado claramente que hay que concebir para América Latina un estatuto parecido al que se produjo para la Comunidad Europea luego de la segunda guerra mundial. “Ha llegado el momento [ha dicho textualmente] de que Europa y EE.UU. otorguen una definitiva cohesión social a Latinoamérica”. Dejo al lector los comentarios correspondientes.
Por último, contestando una pregunta con la que un asistente le hacía notar que su retórica de elaborar una alianza para la cohesión social de Latinoamérica entra en abierta contradicción con las últimas medidas que en materia de inmigración Europa ha tomado, como es la “directiva del retorno” que criminaliza las personas migrantes, afirmó que esas medidas no solo no criminalizan sino que sirven para garantizar y proteger los derechos de los ciudadanos extranjeros que viven y trabajan en Europa, quienes ciertamente están mejor ahora que antes de que esas medidas se adopten. ¿De qué modo puede ejercerse esa protección cuando las medidas establecen las modalidades por medio de las cuales se expulsan a las personas migrantes? Es otro dilema de una nueva colonialidad que engendra España, oportunamente escenificada por este visitante que el Municipio ha declarado “hijo ilustre de Quito”.